Nadie elige a su familia y cuando pensamos diferente a ella, los encuentros familiares pueden volverse tensos.
La familia mexicana: familia muégano.
En el argot de la
psicoterapia, los modos de relación son
posturas o actitudes que asumimos, muchas veces inconscientes, para
relacionarnos de la mejor manera posible en nuestros entornos. Es la forma en
la que nos damos “un lugar en el espacio”.
Muchas veces estos modos de
relacionarnos son heredados de nuestra cultura y como son aceptados en ella
sin cuestionamiento alguno, a veces es difícil darse cuenta de lo perjudicial
que pueden ser para la salud mental.
La confluencia es uno de
estos modos y consiste literalmente en confluir, como dos ríos lo hacen, hasta
el punto donde uno se pierde en el otro.
La familia mexicana se caracteriza por
ser una familia confluente, y bajo este modelo familiar los límites personales
y la expresión de necesidades individuales estorban. Por esto se nos conoce
como “familias muégano”. La presunta miel que nos une es en realidad grilletes
que obstruyen nuestro desarrollo.
Cuando
reunirse en familia es “bonito” pero duele.
Cuando una familia opera de
esta forma y sus integrantes no se dan cuenta, las reuniones familiares pueden
ser tensas para parientes que piensan o viven diferente a los valores
familiares. En Navidad esto se pone más intenso.
Para una familia así romper
la unión familiar es tabú y entonces las diferencias y necesidades
individuales se ignoran, se censuran, se reprimen, se intentan corregir o son motivo de desaprobación grupal.
Sin embargo, ser parte de una familia muégano es la aspiración de muchas personas, pero esto no tiene porque ser algo doloroso.
Aunque para fines de mantener
la paz en las reuniones familiares ceder ante discusiones incómodas o conflictos
acalorados es importante, poner límites apoyándose en la necesidad de respeto
personal es crucial si queremos tener una familia sana.
Aquí van algunos tips para sobrevivir a las incómodas reuniones familiares cuando tengas que hacerlo.
Antes de reunirte con tu familia, recuerda:
🔵 Siempre fija un límite de tiempo de visita y respétalo.
🔵 Prepara una lista de “tareas de visita familiar” y una despedida. Por ejemplo:
abrazar a la abuela, saludar al tío, conocer al sobrino, etcétera. Cuando la
acabes acepta que no hay más qué hacer.
🔵 Si
te quedas más de uno o dos días, tómate un día libre para ti.
🔵 No
tengas expectativas sobre nadie, especialmente contigo mismo.
🔵 Contacta con tu derecho a estar en paz y respétalo.
Por salud mental, aprende a poner límites.
NO OLVIDES que tienes derecho a:
🔴 No estar de acuerdo con tu familia, y a seguir amándola.
🔴 No contestar preguntas incómodas, y quien te ama no querrá incomodarte.
🔴 No
participar en “triangulaciones” de chismes con familiares ausentes (o
presentes).
🔴 No ser parte de la competencias familiares, una familia te apoya no te presiona.
🔴 No ser parte de la competencias familiares, una familia te apoya no te presiona.
🔴 No
aceptes opiniones que parecen insultos, ni te los tomes personales.
🔴 Acepta que
tienes una familia ignorante, o que no piensan como tú.
🔴 No
tienes que hacerte cargo de nadie mas que de ti mismo.
Si ya eres
económicamente independiente o mayor de veinticinco y no puedes validar tu
autonomía y tu personalidad frente a una familia así, es importante que te
preguntes ¿por qué? Es probable que tu desarrollo personal esté obstruido por
prácticas familiares no saludables. Cada quien es libre de vivir su vida
familiar como más le nutre, ¿cómo te nutre a ti?
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